#Biomasa #Bioeconomia #EconomiaVerde #EnergiasRenovables #residuosorganicos #Forestacion #Energia #Bioenergia
Los restos agroforestales y de la actividad agrícola pueden convertirse en energía eléctrica de origen renovable merced a la biomasa. Así es el proceso que transforma los restos en energía.
La apuesta por las energías renovables no tiene marcha atrás. Las empresas e instituciones llevan años buscando ser más sostenibles y eficientes energéticamente hablando, con lo que desarrollan diversas formas de acudir a energías limpias para abastecer sus suministros. Además, los objetivos europeos y nacionales se han alineado con el propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de mejorar hasta en un tercio la eficiencia energética, que se ha convertido, junto a las renovables, en un aspecto clave para que los modelos industriales se enmarquen dentro de la recuperación verde y la economía circular.
Una de las vías para conseguir dicha eficiencia consiste en convertir la materia orgánica en energía eléctrica renovable a través de la biomasa. El proceso comienza en las zonas forestales y agrícolas, donde se recoge la biomasa: desde estiércol y paja hasta ramas y hojas sueltas.
Una vez recogidos estos restos, las instalaciones dedicadas a la generación de energía renovable con biomasa los introducen en calderas para procesarlos. El calor obtenido se utiliza para calentar agua que, una vez convertida en vapor, se conduce a una turbina en la que se genera electricidad. En otros usos, como el doméstico, esta biomasa puede calentarse para obtener energía calorífica aplicada al suministro de agua o incluso a la calefacción de un hogar.
Menos emisiones y más energía renovable
Transformar materiales en energía mediante biomasa es algo que precisamente ya ocurre en las biofábricas de Ence en Navia y Pontevedra, que conjuntamente alcanzan una capacidad instalada de 112 MW y que no solo han conseguido ser autosuficientes, sino que además cuentan con excedentes energéticos.
El punto de partida de todo el proceso es la madera certificada, de la que se extrae la celulosa en un proceso circular en el que se realiza un aprovechamiento integral y sostenible del árbol.
En el caso de la biomasa forestal que utilizan estas plantas, todo lo que no se destina a la producción de celulosa, como son la corteza y la lignina, además de hojas y ramas, se valoriza energéticamente como biomasa en las calderas. De hecho, la lignina es un biocombustible renovable y natural. El vapor genera energía eléctrica en las turbinas y se aprovecha igualmente en otros procesos, como el secado de la celulosa.
«España es uno de los países con mayor potencial de desarrollo de biomasa, pero estamos muy por debajo en su aprovechamiento energético»
También generan energía renovable las plantas de biomasa de la compañía, que son capaces de valorizar restos agrícolas contribuyendo así, además, a evitar su quema incontrolada y a combatir los incendios.
La generación con biomasa, además de aprovechar esa materia vegetal, permite aportar estabilidad al sistema eléctrico. Y es que «la generación renovable con biomasa es un aliado en el proceso actual de transición energética justa e inclusiva y del denominado ‘reto demográfico», asegura Felipe Torroba, CEO de Ence Energía. En dicho contexto, incide, «España es uno de los países europeos con mayor potencial para el desarrollo de la biomasa», pero «estamos muy por debajo en su aprovechamiento energético. Se trata de una fuente renovable con multitud de ventajas, incluyendo la de que es gestionable, al no depender de factores meteorológicos, lo que permitirá servir como una alternativa para reducir la dependencia de las energías fósiles a la hora de ejercer como tecnología de respaldo».
La empresa ha puesto en marcha plantas fotovoltaicas en sus plantas independientes de energía, destinadas al autoconsumo, buscando la ecoeficiencia energética y el compromiso ambiental. Un ejemplo de ello está en Huelva, donde su planta fotovoltaica de 820 kWp ahorra algo más de 1.477.000 kWh al año en el consumo energético del complejo onubense, lo que supone también evitar la emisión a la atmósfera de 462 toneladas de CO₂. Esta medida se desarrolla igualmente en su planta de biomasa de Mérida, con un sistema de autoconsumo capaz de generar más de 500.000 kWh al año. Con todo este tipo de iniciativas, Ence pretende consolidarse como una referencia de la eficiencia energética, formando parte de la estrategia por la sostenibilidad de la compañía, comprometida con los objetivos de desarrollo sostenible definidos por las Naciones Unidas.
Por EC Brands
FUENTE: EL CONFIDENCIAL